Riesgos Laborales
La cocina, un pequeño espacio y numerosos riesgos
La hostelería alberga varios puestos de trabajo camarero, limpieza, barman… Pero el que asume más riesgos y es imprescindible es el chef y su equipo de cocina. Dicen que la cocina es un arte, una disciplina donde el estrés es máximo y en un corto periodo de horas se vive con a gran velocidad. Sin importar si es un restaurante de lujo, con 3 estrellas Michelín, o el restaurante de la esquina, cuando los comensales están en la mesa los platos tienen que salir. Dentro de la cocina la frase que más suena es “oído cocina”, lo hemos visto en ciento de películas y programas televisivos. Pero lo que no vemos o no somos conscientes de ello es del riesgo que asumen cada día un equipo de cocina Riesgos en un pequeño espacio Las cocinas, ya sean de grandes o pequeños restaurantes, suelen ser pequeñas y, en ocasiones, una distribución descompensada. Esto hace que el espacio para trabajar sea limitado y los accidentes se pueden producir con mayor facilidad. Además, es un trabajo donde el fuego, las ollas hirviendo y las salsas puede convertir la jornada laboral en un campo de batalla. Entre los riesgos, se asumen los más comunes como caídas en el mismo nivel por ejemplo al resbalar ante líquidos en el suelo. También son el pan de cada día las quemaduras, bien por sacar con prisas del horno un asado sin utilizar los guantes protectores adecuados, el riesgo de derramar una olla de cocido en ebullición al golpear el mango o bien en encimeras de hornillos el un llamarada más fuerte de lo esperado. El fuego y el riesgo de incendio está presente en espacios de trabajo como las cocina. Por esta razón, los chef y cocineros, a pesar de ir siempre corriendo de un lado a otro elaborando pequeñas obras de arte, maximizan la precaución, tanto para no sufrir una quemadura como para no lastimar a un compañero. Por otro lado, todos los hornos y fogones deben quedar correctamente apagados, para evitar escapes de gas que acaben por provocar graves desatinos en el restaurante. No podemos olvidar los cuchillos de todo tipo. Los cortes son otro de los riesgos clásicos dentro de una cocina. Es común, que las prisas y los pequeños utensilios muy afilados puedan ocasionar cortes en los dedos. Para evitar estos pequeños accidentes los cuchillos, herramientas de trabajo, deben de tener un mango antideslizante. Además, cuando se trata de cortes por usar máquinas, es necesario que estas tengan en regla todas las revisiones y un adecuado sistema de bloqueo. Cómo protegerte en la cocina Existente medidas preventivas que eviten estos riesgos que hemos mencionado. Mantener el orden y la limpieza es fundamental para evitar resbalones y disminuir el estrés. Además, se aconseja en grandes cocinas con un equipo numeroso de pinches y cocineros que cada uno tenga un puesto de trabajo asignado, para evitar recorrer toda la cocina y golpear ollas o a compañeros que están manejando herramientas cortantes. Por otro lado, como equipos de protección individual se recomiendan casacas y uniformes resistentes a los lavados. Tanto para evitar mancharse como para mantener una higiene. Por otro lado, un calzado antideslizante y cómodo, que permita moverse con agilidad y pasar varias horas de pie sin preocuparse por la salud de los pies. Los guantes también aparecen en el inventario de EPIs. Por higiene, para evitar contaminar los alimentos, se utilizan guantes desechables. Sin embargo, para protegerse de quemaduras, se usan las manoplas, que permiten coger platos del horno sin quemarse. Además, los cortes se pueden evitar utilizando guantes protectores anticortes, sobre todo cuando se manejan piezas grandes de carne o maquinaria.
Protegerse de inhalación de pinturas
Riesgos que derivan del uso de determinadas sustancias químicas como pueden ser las pinturas. Riesgos y medidas preventivas de pintores.
Talcosis, enfermedad de la industria química
La Talcosis es una enfermedad pulmonar causada por la absorción de talco, tipificada como enfermedad profesional.
Riesgo de trabajar bajo la lluvía
Un resbalón, pérdida de visibilidad o suelos inestables durante la lluvia pueden acabar en una mala caída o en un accidente de tráfico.
Humos y gases, riesgos para del soldador
Talleres de automoción, industrias petroquímicas, el sector naval, incluso aquellas profesiones ligadas a la construcción en general y en concreto, la construcción de estructuras metálicas, requieren en su plantilla soldadores profesionales. Una profesión, que ha día de hoy, se encuentra entre los trabajos con mayor siniestrabilidad a causa de accidentes laborales. Según los datos el Ministerio de Trabajo e Inmigración, del total de accidentes producidos en Castilla y León, más de la mitad se produjeron en estos dos sectores. Por tanto, la profesión de soldador debe tomarse muy en serio, tanto por el profesional como por la empresa que contrata estos servicios profesionales. Son trabajos que mal ejecutados, sin las medidas preventivas adecuadas pueden producir la muerte. En muchos casos, la empresa no proporciona la formación adecuada en cuanto a las medidas preventivas que debe respetar y cumplir el trabajador, esto deriva en un mal conocimiento de los riesgos que asumen, a pesar de ser un soldador experto. Del mismo modo, la accidentabilidad se aumenta por no utilizar equipos de trabajo que cumplan con la normativa de seguridad y una inadecuada utilización de protocolos de actuación en trabajos especialmente peligrosos como son, por ejemplo, los trabajos de soldadura en altura o en lugares confinados, que conllevan un riesgo mayor por un lado en sí el trabajado de la soldadura y por otro todo el riesgo derivado de trabajar en un espacio confinado. Exposición a contaminantes químicos Cuando pensamos en una soldadura, visualizamos como primeros riesgos los que se desprenden de un accidente con la maquinaría o relacionados con quemaduras, pero es difícil percatarse que existen otros riesgos graves como la exposición a contaminantes químicos. Al realizar este trabajo, el soldador queda expuesto a humos y gases, que se originan al soldar el material y quedan en el ambiente de trabajo. Es importante que estos gases no sean respirados por el trabajador, ya sea el soldador como compañeros que se encuentren cerca del la operación de la soldadura. La inhalación puede conducir a trastornos de la salud como intoxicaciones agudas y enfermedades profesionales, de muy diversa naturaleza dependiendo de las condiciones particulares de trabajo Por esta razón, es importante minimizar los riesgos y diluir estos gases que en su mayor parte son óxidos de hierro, humos de aluminio, fosgeno o fluoruros, incluso humos radiactivos. Para ello se debe aplicar ventilación localizada, que consiste en crear corrientes de aire que actúan directamente sobre el foco de la contaminación, aspira los humos producidos al soldar. Para ellos se pueden utilizar mesas de soldadura con aspiración, cabinas de soldadura o campanas móviles de aspiración. Además, se debe procurar que en el lugar de trabajo exista ventilación general, para ello las soldaduras se deben llevar a cabo en un local con las dimensiones adecuadas, una distribución favorable de los puestos de trabajo de los soldadores y el aislamiento de la sección de soldadura del resto de puestos de trabajo, para evitar que esos humos lleguen a otros trabajadores ajenos a ese puesto. Además, en los trabajos de soldaduras se usarán con carácter complementario a las medidas expuestas, nunca como sustitutivos, equipos de protección individual como guantes de resistencia térmica o anticalóricos según norma EN 407 o mascarillas autofiltrantes para partículas con protección mínima FFP2.
Sector agrario, higiene y medidas preventivas
Estamos acostumbrados a abrir la nevera, tomar verduras y preparar una rica ensalada, pocas veces nos paramos a pensar en el trabajo que se realiza en el sector agrario, los riesgos que asumen en este sector y la maquinaria pesada que se emplea para recoger cada fruta o verdura que va de la tierra a la mesa. El sector agrario es un gran olvidado cuando pensaos en accidentes laborales, en su prevención y en los riesgos que asumen los trabajadores. Según los datos extraídos de la estadística de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales realizada por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, sólo en Extremadura se han producido un total de 2.073 accidentes de trabajo con baja laboral en los sectores de la agriculutra, ganadería y silvicultura entre enero y noviemebre de 2015, de los cuales 2.031 se produjeron durante la joranda laboral. Datos que ponene de manifiesto la necesidad y preocupación por los trabajadores del sector y la protección de los mismos. Accidentes causados por los seres vivos Así es, puede ser sorprendente pero es real, uno de los accidentes más comunes en el sector son aquellos producidos por seres vivos, según un estudio elaborado por el Instituto Gallego de Seguridad y Salud Laboral (Issga) en 2014. La ganadería es una actividad económica de origen muy antiguo, que se centra en manejar animal con la finalidad de aprovechar su producción, ya sea carne, huevos, leche u otros productos. Si por norma general consideramos un perro o gato, animales domésticos, que pueden tener un carácter imprevisible, del mismo modo son las vacas, las cabras o los cerdos. Los accidentes más comunes se producen durante actividades como el manejo del animal ante una revisión veterinaria, durante la limpieza del emplazamiento donde reside el animal, en los ordeños, amarres o en la inseminación artificial. Los animales no son domésticos y no les gustan ser manipulados, entran en un estado de estrés y pueden reaccionar con coces, cornadas, embestidas o empujones, incluso mordiscos o pisotones. Por esta razón, debemos manejar la situación cuando se trata de animales con mucha prudencia y tener presente que su comportamiento es totalmente imprevisible, así como extremas las precauciones al manipular zonas doloridas del animal o delicadas. Zoonosis de origen laboral Además de procurar un cuidado ante el manejo del animal, tenemos que tener presente la posibilidad de contraer una infección. Las zoonosis son enfermedades de origen profesional y algunas de ellas aparecen como tales en el listado de enfermedades profesionales causadas por agentes biológicos del Real Decreto 1299/2006, por el que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social, y se establecen los criterios para su notificación y registro. Cabe destacar, para que quede más claro, que según la Organización Mundial de la Salud, las zoonosis se definen como aquellas enfermedades que se transmiten de forma natural de los animales vertebrados al hombre y viceversa. Por esta razón, debemos tomar y extremas las medidas al tratar con animales, para evitar un posible riesgo biológico trasmitido por el animal, así como por sus productos, heces o el suelo contaminado por las mismas. Por norma general, los agentes infecciosos pueden trasmitirse por vía respiratoria, digestiva, cutáneo-mucosa o por inoculación accidental, como se produce con la Fiebre de Malta, ocasionada por la bacteria Brucella y transmitida desde varios animales por productos fecales, leche, sangre o heces. Para prevenir un contagio durante el manejo de animales y sus estancias, en primer lugar se deben diagnosticar de forma precoz si el animal puede padecer alguna enfermedad, sobre todo en aquellos que llegan nuevos al recinto y mantenerlos en cuarentena hasta disponer de los resultados. Por otro lado, los trabajadores deben usar equipos de protección individual para evitar el riesgo de contagio como guantes, mascarillas, botas y monos de trabajo o desechables. Por último, no olvidar desinfectar el hábitat del animal para evitar que pueda contagiarse de cualquier agente tóxico y producir la pérdida del ganado. Es importante trabajar con máxima higiene en estos sectores laborales, cumplir con la legislación vigente, tanto en materia de prevención de riesgos laborales como de salud, ya que los productos derivados de estos animales están destinados al consumo humano.
La limpieza de piscinas y la inhalación de vapores
Conoce los riesgos de la limpieza de piscinas por inhalación de vapores químicos, cómo prevenir intoxicaciones y qué equipos de protección usar para garantizar la seguridad laboral.
Enfermedades profesionales asociadas al sector del metal
La siniestralidad en el sector del metal ha constituido, por desgracia, uno de los sectores más achacados por los accidentes laborales o enfermedades profesionales, sobre todo las empresas del fundiciones de aluminio. De hecho, el uso de amianto y uralita se prohibieron por el riesgo cancerígeno que presentaba para trabajadores. Dentro de los riesgos que sufren los profesionales del sector del metal se encuentran, en mayor caso, los cortes y pinchazos, los golpes, las caídas de objetos, materiales o herramientas, los atrapamientos o aplastamientos por equipos o maquinaria, las quemaduras, las caídas al mismo nivel, la proyección de partículas o trozos de material y los sobreesfuerzos por manipulación manual de cargas. Sin embargo, no podemos dejar a un lado las enfermedades profesionales que achacan a estos trabajadores, que se agrupan riesgos higiénicos y los riesgos ergonómicos. Riesgos higiénicos asociados al sector del metal Se pueden distinguir tres grupos dentro de los riesgos higiénicos: agentes físicos, como puede ser el elevado ruido asociados a trabajos de calderas, fundiciones, forja o estampación, destacar que la pérdida de audición provocada por el ruido es la enfermedad profesional más común en la Unión Europea. Por otro lado, los agentes químicos, que se asocian a la absorción de tóxicos, estos penetran por vía respiratoria en forma de gas, vapor o aerosol e incluso por vía dérmica. Por último, los agentes biológicos, que no son los más abundantes en el sector del metal, pueden estar derivados de la exposición al tétanos, vapores de agua o legineolla y riesgos derivados de la contaminación microbiana de los aceites o taladrinas por bacterias u hongos. Para prevenir estos riesgos es necesario que los trabajadores cuenten con un equipo de protección individual (EPI) adecuado, desde orejeras o auriculares para proteger del ruido, mascarillas o máscaras respiratorias, botas de seguridad con punta de metal, para prevenir las caídas de objetos o golpes contra objetos, así como guantes de seguridad y vestuario apropiado, incluso en determinados puestos de trabajo será necesario usar monos ignífugos. Enfermedades profesionales asociadas al sector del metal Las enfermedades profesionales que pueden sufrir los trabajadores del sector del metal destacan las enfermedades respiratorias, del sistema nervioso, cáncer, enfermedades de la piel o hepáticas y renales. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año se producen más de 2.500.000 de enfermedades vinculadas a las vías respiratorias en la industria del metal, entre ellas, con carácter crónicas relacionadas con la exposición a gases, vapores o humos, por esta razón es imprescindible la protección con máscaras adecuadas. La enfermedad más famosa y que más problemas ha dado durante años en este sector es la Silicosis, de carácter irreversible, que se produce por la inhalación de partículas de sílice que emergen al realizar actividades como cortar, romper, aplastar, perforar, triturar o cuando se efectúa la limpieza abrasiva de materiales con sílice cristalina. Los primeros síntomas pueden aparecer a los 15 o 20 años tras la exposición, incluyen dificulta para respirar, tos fuerte y debilidad. Según se endurece la enfermedad, puede aparecer fiebre, pérdida de peso, sudores nocturnos, dolores en el pecho e insuficiencia respiratoria. Para prevenir la Silicosis es imprescindible controlar la exposición al polvo y reducir presencia en los lugares de trabajo, instalar controles técnicos y métodos de contención para evitar que se escape el polvo al aire. Además, evitar respirar el polvo para ello es necesario llevar mascarillas de respiración con suministro de aire, bañarse o lavarse, así como ponerse ropa limpia antes de salir de trabajar. Es importante tomar medidas preventivas para evitar enfermedades profesionales en el sector del metal, ya que son enfermedades de carácter grave y en muchos casos mortales.
Exposición al ruido, causa de graves enfermedades
En Europa, según un estudio, uno de cada cinco trabajadores se ven obligados a elevar la voz para poder hablar con su compañero en horas de trabajo, es decir, un 7% padece problemas auditivos. Entre los trabajos con mayor exposición al ruido se encuentran las obras de construcción, en pistas de despeje de aeropuertos o en el puerto, la Organización Marítima Internacional da unas indicaciones a los buques para la reducción del ruido. Cuando se realiza una Evaluación de Riesgos Laborales dirigida a analizar el ruido, debe medirse la intensidad en decibelios (dB), así como la magnitud del peligro que implica este ruido que esta relacionado con el tiempo que el trabajador está expuesto a él. No es lo mismo entrar a un taller a realizar una auditoria durante una hora una vez a la semana, que permanecer 7 horas expuesto al mismo ruido, los daños auditivos no son iguales. Enfermedades provocadas por la exposición al ruido En primer lugar, al pensar en enfermedades derivadas de la exposición al ruido, pensamos en la perdida auditiva, pero son muchas más las afecciones que puede sufrir el trabajador. La exposición a un ruido sin protección adecuada y durante muchas horas, puede acelerar el pulso y provocar taquicardias, alcanzando de 100 latidos por minuto y hasta 400 latidos por minuto. Este ritmo tan elevado dificulta provoca que el corazón no pueda bombear sangre con altos niveles de oxigeno y el profesional sufra a largo plazo mareos o temblores. Por otro lado, puede sufrir un aumento de la frecuencia respiratoria, que se conoce como Taquipnea. No solo se sufren daños físicos, sino también psicológicos. Ante la exposición a altos niveles de ruido de forma prolongada el estomago puede reaccionar segregando una sustancia ácida y una cantidad de hormonas suprarrenales, es decir, los primeros síntomas de alarma ante estrés agudo. Otro daño psicológico es la dificultad para concentrarse, que desencadena un descenso del nivel del rendimiento y, por otro lado, puede aumentar el nivel de ansiedad en el profesional al sentirse incomunicado con su entorno. Además, la exposición al ruido de forma prolongada ocasiona irritabilidad, trastornos del sueño y sus consecuencias como fatiga o depresión. No podemos obviar las enfermedades derivadas de la pérdida auditiva, como el Tinnitus o Zumbido de oídos, que muchos hemos sufrido en distintas ocasiones. Es un persistente ruido similar a pitidos que se produce en nuestro oído, si sentimos este zumbido de forma contante y cada día, puede ser una señal ante una lesión del oído interno o la cóclea, en tal caso lo mejor es acudir a un médico. Otra enfermedad es la Hipoacusia Sensorial por ruido, que provoca una disminución progresiva de la audición. En muchos casos, si se trata a tiempo es reversible, pero en otras ocasiones supone la pérdida de la audición. Cualquier profesional que no lleve los Equipos de Protección Individual indicados para proteger el oído y este expuesto al ruido permanentemente puede sufrir esta enfermedad. Proteger nuestro oído del ruido Pero trabajar expuesto al ruido no implica que el trabajador sufra sí o sí una enfermedad auditiva. Gracias a la protección se puede evitar y trabajar sin ningún riesgo. Existen dos tipos de protección auditiva, pasiva y no pasiva, ésta última son dependientes del nivel y poseen una atenuación acústica que varía al cambiar el nivel de ruido en el puesto de trabajo. Entre los protectores pasivos podemos encontrar orejeras, que cubren las orejas y se adaptan a la cabeza con almohadillas rellenas de espuma plástica. Otra opción son los tapones, que se introducen en los oídos y bloquean la entrada de ruido. La ventaja de estos es que suelen ser moldeables y pueden resultar más cómodos para los trabajadores. Por otro lado, los protectores no pasivos pueden ser de igual forma orejeras o tapones, pero incorporan un sistema electrónico de restauración del sonido, que regula la atenuación a medida que disminuye el nivel sonoro al que está expuesto el profesional. Por su parte, existen orejeras y tapones que incorporan un sistema de comunicación, evitando el aislamiento. Con este sistema los profesionales no sólo pueden enviar mensajes a otros compañeros, sino que transmiten señales o alarmas en caso de riesgo. Además, aquellas zonas de trabajo donde el uso de orejeras o tapones sea de obligado cumplimiento o recomendados deben estar adecuadamente señalados y, los encargados o responsables de zona deberán velar por el uso de los EPI por parte de los trabajadores.
Riesgos y tendencias para la salud laboral de las mujeres
Marzo es el mes de las mujeres. Lo que comenzó como un simple día se ha convertido en algo mucho más grande, todo gracias al esfuerzo de las millones de mujeres que reivindican sus derechos. Aunque el #8M ya no es conocido como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, no podemos olvidar que una parte importante de esas reivindicaciones nacen de la necesidad de contar con mejores condiciones laborales. No se trata sólo de una cuestión de respeto hacia sus derechos, sino también de garantizar su seguridad en el entorno profesional. No tenemos que irnos muy lejos para entender a qué clase de retos se enfrentan las mujeres. La pandemia y el confinamiento que vivimos en 2020 y cuyos efectos sentimos todavía hoy son un claro ejemplo del panorama laboral femenino. Por una parte, las profesiones habitualmente desempeñadas por mujeres, como la sanidad o los servicios, fueron claves para que todos nos mantuviéramos a flote. Al mismo tiempo, eso significa que las mujeres fueron quienes más sufrieron las consecuencias de la pandemia, ya que se encontraban en primera línea. A eso se le suma el cierre de los centros educativos, la mezcla entre las clases telemáticas y el teletrabajo. En muchos casos, las tareas domésticas y el cuidado de los más pequeños recayeron sobre ellas. Tampoco es que te estemos descubriendo la pólvora. La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo ha estudiado esta situación al detalle. ¿Cuáles son los obstáculos con los que se encuentran las mujeres en el ámbito laboral? Seguridad en el trabajo: ¿están las mujeres bien protegidas? Existe la idea de que los ámbitos laborales en los que las mujeres están más presentes son más sencillos y seguros, pero no podría estar más lejos de la realidad. Las mujeres ocupan puestos de trabajo en el campo de la sanidad, la investigación, la construcción y el transporte, y esos no son los únicos que conllevan riesgos para su salud y seguridad. Los sectores de la educación y la hostelería, por ejemplo, también tienen que superar día tras día sus propios obstáculos y riesgos. Que no te quepa duda: la seguridad laboral no consiste solamente en prevenir accidentes y enfermedades. Hoy en día, incluye también la necesidad de las personas de que su empleo se adapte a sus condiciones físicas y psicológicas. En este sentido, queda mucho trabajo por hacer para que las mujeres estén debidamente protegidas. Las medidas de seguridad que tomas en tu empresa, el correcto estado de la maquinaria, contar con las herramientas adecuadas, los niveles de ruido, de iluminación…, son algunos de los detalles a tener en cuenta a la hora de crear un entorno de trabajo óptimo para tus empleadas. Por ejemplo, si tus trabajadoras pasan mucho tiempo de pie, es importante que el calzado de su uniforme sea cómodo. Las dependientas y las camareras pasan así muchas horas al día, lo que supone un esfuerzo físico constante. Con el tiempo, esto puede desencadenar en problemas para su salud y que su productividad disminuya. Las dolencias físicas son habituales en el sector hostelero, hasta tal punto que se consideran enfermedades profesionales. En profesiones en las que el riesgo es mayor, como es el caso de la construcción y la ingeniería, el acceso al entorno laboral es más complicado para las mujeres. Muchas no consiguen adentrarse en campos de trabajo mayoritariamente masculinos, y las que sí superan esa barrera se encuentran con nuevos retos que atañen a su bienestar, como la falta de equipamiento, vestimenta y recursos adaptados a sus necesidades. Es un examen que los sectores sanitarios y científicos aprueban con más frecuencia. Sin embargo, no son los únicos que incluyen el uso de químicos, y es que no podemos olvidarnos de las limpiadoras, que realizan una labor fundamental sin la que muchos espacios serían incapaces de funcionar correctamente. A pesar de esto, muchas de las mujeres de este campo disponen únicamente de lo mínimo para llevar a cabo su trabajo, quedando desprotegidas ante infinitud de riesgos para su salud. Hablamos del uso de productos químicos, sí, pero también de la carga y el desplazamiento de pesos y del continuo movimiento que somete a tus empleadas y sus cuerpos a mucha presión. Para garantizar su seguridad, no todo el vestuario vale, sino que necesitan uno adaptado a las tareas que realizan. No pueden faltar los guantes, el calzado antideslizante ni tampoco las herramientas para cargar con todos los utensilios de limpieza cómodamente. Romper el techo de cristal de manera segura Se habla mucho de la necesidad de romper el techo de cristal. En la actualidad, las mujeres ocupan menos puestos de responsabilidad y liderazgo que los hombres, y eso es algo que tiene que cambiar. Para que esto suceda, la protección laboral de las trabajadoras es imprescindible. Debe garantizarse desde el primer momento, y no puede acabar una vez el techo se rompa. La seguridad en el trabajo es una cuestión que hay que desarrollar a lo largo del tiempo, mejorando poco a poco las medidas y condiciones bajo las que trabajamos. Es una cuestión que en Naisa nos tomamos muy en serio. Es por ese motivo que contamos con una gran variedad de productos, para así cubrir las necesidades de diferentes sectores.