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Riesgos Laborales

Riesgos Laborales

Riesgos de la exposición al amianto

Jorge Javier Carrión Gil

El amianto (asbesto) es el conjunto de silicatos fibrosos, sustancias de origen mineral de composición química variable. Respirar las fibras que desprende el amianto puede ocasionar enfermedades graves. Por esta razón, en determinadas profesiones como refinerías, plantas de energía o fábricas de acero, se aplican duras medidas preventivas para paliar posibles daños a la salud. El crisotilo, también conocido como amianto blanco, es la variedad más común. Se estima que su utilización es superior al 90% del total de amianto, seguido de la crocidolita (amianto azul) y la amosita (amianto marrón). Este material se utiliza para la fabricación de materiales de construcción como tejas o baldosas; materiales textiles termo-resistentes o construcción naval. Las fibras de amianto, que tienen un tamaño microscópico, se desprenden con facilidad. Además, no se disuelven en agua, provocando que se liberen a la atmósfera y se disperse en torno a la zona de trabajo o industria. Estas microfibras pasa por las vías respiratorias hasta los pulmones durante la respiración, provocando graves enfermedades en los trabajadores.    Amianto, graves daños para la salud Además, debido a su versatilidad para dispersarse en el entorno no solo afecta a trabajadores, sino que los familiares también se ven afectados. Las trazas de amianto quedan impresas en la ropa laboral, desprendiéndose durante el camino a casa. De este modo, quedan restos de amianto en el coche y entran en casa, dispersándose en el aire y siendo respirado. Pero no queda aquí, esta habilidad que tienen el amianto también afecta a las viviendas colindantes a las fábricas e industrias donde se trabaja con el material, que pueden sufrir los mismo daños en la salud. Respirar estas fibras puede provocar enfermedades como amiantosis o  asbestosis, que supone la inflamación crónica del tejido pulmonar. Sus primeros síntomas están relacionados con una respiración entrecortada o crujidos al respirar. Esta grave enfermedad carece de cura, solo existen métodos para paliar la afección, que van desde la terapia con oxígeno hasta la fisioterapia respiratoria. Otras de las enfermedades asociadas a al exposición al amianto es el cáncer de pulmón. El cáncer genera un crecimiento masivo de células malignas en los pulmones, si no se detecta a tiempo y comienza a tratar puede extenderse y producir metástasis.  O bien la mesotelioma, un cáncer que se desarrolla en los sacos dobles de la membrana que contienen los pulmones, esta zona se conoce como pleura. ¿Cómo prevenir las enfermedades por amianto? Por un lado, la empresa debe aplicar medidas que se engloban dentro de las técnicas generales de prevención. Estas persiguen que la exposición a la que se enfrenta el trabajador sea mínima y este siempre por debajo del valor límite.   Medidas que reducen la emisión de fibras: Para ello, se exige que los procedimientos de trabajo que suponen la rotura de las fibras de amianto sean sustituidos por procesos donde el amianto se retire entero e intacto. Además, los materiales deberán someterse a un proceso de humectación de materiales. En cuanto a las herramientas, se escogen aquellas que no provoquen fuertes vibraciones, para evitar la fractura y dispersión de las fibras. Medidas que disminuyen la dispersión de fibras al ambiente: En caso de rotura de las fibras, para evitar su dispersión se instalarán extracciones localizadas con filtros de alta eficacia para este tipo de partículas, así como la limpieza y retirada adecuada de los residuos generados. Además, deberá evitarse maquinaria que pueda provocar la dispersión del material, como ventiladores. Medidas que facilitan la limpieza y descontaminación de la zona de trabajo: Una vez finalizada la tarea, deberá de limpiarse a conciencia el espacio de trabajo. Para ello, en primer lugar, se retirarán todos los elementos móviles y se cubrirán el resto, para evitar el depósito de partículas. Además, el suelo debe estar cubierto y protegido, así la retirada de residuos será más cómoda, rápida y segura. Es recomendable que se limpie por vía húmeda y/o limpieza en seco mediante aspiradoras con filtro de alta eficacia para partículas. Por parte de los trabajadores, contarán con equipos de protección individual de varios tipos: Equipos filtrantes por respiración del usuario: Compuestos por mascarillas autofiltrantes contra partículas, FFP3. Equipos filtrantes con ventilación asistida: Formado por un adaptador facial, en concreto, máscara o capucha con filtro contra partículas P3. Su marcado es TMP3 y THP3 respectivamente. Equipos aislantes de aire comprimido: Estos pueden ser semiautónomos o autónomos. En resumidas cuentas, todos los trabajadores y empresas deberán de prevenir la inhalación de fibras de amianto, cuando se trabaje en ambientes propensos a la exposición del material. Además, en caso de exponerse a estos riesgos, se deberán realizar los controles médicos pertinentes para detectar posibles intoxicaciones, síntomas o signos de inhalación de fibras.   

Prevención de riesgos laborales: Errores comunes

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Jorge Javier Carrión Gil

La prevención de riesgos laborales busca promover la seguridad y salud de los trabajadores. ¡Consulta aquí nuestros consejos sobre PRL!

Cómo Prevenir los Riesgos Biológicos en el Trabajo
Riesgos biológicos

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Jorge Javier Carrión Gil

Aprende a prevenir los riesgos biológicos en tu entorno laboral. Conoce los agentes biológicos, las enfermedades que pueden causar y cómo usar correctamente los equipos de protección individual (EPI).

Enfermedades oculares en el trabajo
Enfermedades Oculares

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Jorge Javier Carrión Gil

Las lesiones y enfermedades de los ojos en el trabajo no son infrecuentes. Descubre las principales lesiones oculares y cómo evitarlas.

Exposición al formaldehído en el trabajo

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Jorge Javier Carrión Gil

La exposición a elementos tóxicos es una preocupación para los trabajadores de diferentes sectores. No solo encontramos numerosas sustancias tóxicas en productos y materiales de limpieza o de construcción.

Primeros auxilios en el trabajo

Primeros auxilios en el trabajo: todo lo que tienes que saber

Jorge Javier Carrión Gil

Conoce los pasos esenciales de primeros auxilios en el trabajo, cómo actuar en emergencias y qué medidas preventivas implementar para proteger a todos los empleados.

Prevención de riesgos laborales para los sectores más expuestos al coronavirus

Jorge Javier Carrión Gil

La gran incógnita hoy en día ante el nuevo coronavirus (Covid-19) ya no es tanto qué tipo de enfermedad es o cómo nos afecta, sino cómo prevenir su contagio, sobre todo en el mundo sanitario, que es el más expuesto a esta enfermedad en la actualidad. Tenemos claro que el coronavirus es una enfermedad respiratoria, que sus síntomas son: fiebre, tos seca y sensación de falta de aire en los pulmones. Su propagación es muy rápida, ya que se propaga al entrar en contacto directo con una persona portadora de la enfermedad, que puede que no la haya manifestado todavía. También sabemos que, una de las formas más comunes de evitar su contagio son, según el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social: lavarse las manos con jabón de forma frecuente, evitar tocarnos zonas como los ojos, nariz y boca, ya que las manos facilitan las transmisión del virus; cubrirse la boca y la nariz con el interior del codo al estornudar y usar pañuelos desechables. Pero, ¿solo el jabón y el agua sirven como medida preventiva ante el coronavirus? Es cierto que no siempre hay cerca un lavabo para lavarse las manos después de realizar ciertas actividades o antes de llevarlas a cabo. Por eso, una alternativa al uso de jabón para desinfectar de forma correcta las manos es el uso del gel desinfectante, un material cómodo, fácil de transportar y fácil de usar ante cualquier situación en la que no se tenga acceso al agua y al habón. El gel desinfectante es capaz de acabar hasta con el 99,9% de las bacterias, atacando también a virus como la gripe o el mismo coronavirus. Para asegurarse la correcta actuación del gel desinfectante, es imprescindible lavarse las manos entre 20 y 30 segundos, siguiendo siempre las secuencias recomendadas por la OMS. Pero, en algunos casos, con adoptar estas medidas no es suficiente, hace falta llevar a cabo medidas de prevención de riesgos laborales mucho más exhaustivas y protocolarias para que el personal de los sectores laborales más expuesto al coronavirus evite infectarse. ¿Cuáles son las medidas de prevención de riesgos laborales para los sectores más expuestos al coronavirus? El Ministerio de Sanidad del Gobierno de España entiende como escenarios de riesgo de exposición al coronavirus los siguientes casos: Exposición de riesgo: todo el personal dentro del ámbito sanitario, de transporte sanitario, tripulación de medios de transporte o situaciones laborales en las que es inevitable el contacto con una persona que presenta los síntomas de la enfermedad. Exposición de bajo riesgo: trabajadores que no tienen contacto directo con una persona afectada, ya sea en el ámbito sanitario, de investigación u otros. Baja probabilidad de exposición: trabajadores que por la naturaleza de su trabajo, no están de cara al público o, si lo están, están a más de 2 metros de distancia o se encuentran protegidos al contacto por medidas de protección colectiva. Para el caso de los trabajadores que tienen una baja probabilidad de exposición al virus, no se recomienda el uso de ningún EPI, aún así, se recomienda que, si se ven envueltos en una situación en la que se topan con una persona que presenta síntomas es poco cooperativa, usen protección respiratoria y guantes. Para los casos de exposición, ya sea en menor o mayor grado, se recomienda el uso de un equipo de protección individual. ¿Qué incluye el equipo de protección individual frente al coronavirus? Es importante que los equipos que se vayan a usar protejan realmente del posible contagio del virus. Es por ello que, ante todo, hay que asegurarse que todo el material que se vaya a emplear como equipo de protección esté correctamente certificado bajo el Reglamento (UE) 2016/425, quedando el material marcado con las siglas CE. Por lo tanto, antes de proceder a la compra o disposición de cualquier tipo de equipo de protección individual, hay que fijarse en que esté marcado correctamente con las siglas CE, así se sabrá que están correctamente homologados y, por lo tanto, cumplirán con su cometido. ¿Cómo deben ser los EPI que se escojan? Deben garantizar la máxima protección. Deben estar marcados con las siglas CE. Deben de estar correctamente colocados para que cumplan su función y se evite así la entrada del agente biológico. Se recomienda que, por norma general, los EPI que se vayan a emplear para la protección frente al contagio del coronavirus sean desechables o, en su defecto, que se puedan desinfectar tras su uso. Los EPI que deben formar parte del equipo de protección individual son: Equipos de protección respiratoriaSe deberá usar una mascarilla autofiltrante de tipo FFP2 o media máscara con filtro de partículas P2 si se está en contacto directo, es decir, a menos de 2 metros, con personas que estén infectadas o cuyo caso se esté estudiando.En este caso, los filtros de las mascarillas deberán ser de un solo uso y la limpieza de la media máscara deberá realizarse con los productos prescritos por el fabricante para evitar así dañarla. Guantes de protecciónDependiendo del desarrollo de las tareas, se podrán usar guantes desechables o, por el contrario, se deberán utilizar guantes más resistentes para evitar roturas.En el caso de que se tenga que desempeñar una tarea que requiera un nivel de destreza alto como puede ser el trabajo en un laboratorio o durante la atención a un paciente, se podrán usar guantes de un solo uso.En el caso de desempeñar tareas de limpieza y desinfección, se deberán utilizar guantes resistentes a roturas y más gruesos.Pero siempre, hay que asegurarse que los guantes de protección, ya sean de un solo uso o más gruesos, cumplan siempre con la norma UNE-EN ISO 374.5:2016. Ropa de protecciónLo más importante en este caso es escoger la ropa de protección adecuada que se encargue de preservar la ropa de trabajo. Por ello, la indumentaria escogida debe ser capaz de proteger a la persona que la lleve ante el contacto con agentes biológicos externos.Estos EPI deben cumplir con la norma UNE-EN 14126:2004, por lo que deben de haber superado una serie de ensayos que los haga resistentes a la posible entrada de microorganismos.En este caso, se recomienda que la ropa de protección sea desechable, para evitar posibles fuentes de contagio a la hora de proceder a su desinfección. Protección ocularPara una correcta protección ocular frente a líquidos y secreciones, se debe usar pantallas faciales o gafas integrales, la variación del uso de uno u otro EPI dependerá de su hermeticidad y de la zona que se quiera proteger.Dependiendo del tipo de protección que se necesite, se deberá utilizar una, otra o ambas protecciones. Pero, para la correcta protección ante el posible contagio de coronavirus, no es solo imprescindible un buen equipo de protección, sino que también es imprescindible saber ponerse y quitarse el material de forma adecuada. Es por ello que, a la hora de elegir los EPI destinados a la protección y prevención, hay que tener en cuenta que se trabajará durante toda la jornada con ese material, por lo que debe de estar colocado de forma correcta para evitar que los agentes biológicos externos a los que el personal se pueda ver expuesto traspasen el material y, sobre todo, la indumentaria debe de ser lo estrictamente cómoda para que el personal pueda desarrollar sus funciones de forma correcta. A la hora de quitarse los EPI hay que tener cuidado, pues estos representan un foco de infección a través del cual el personal expuesto puede contraer la enfermedad. Es por ello que las entidades deben desarrollar protocolos sobre la correcta colocación y retirada de los EPI, que deben ser supervisados para asegurarse de que se realiza de forma correcta. El correcto uso de los EPI puede suponer el éxito para prevenir contagios innecesarios, por eso es importante seguir todos los protocolos de seguridad y elegir bien el material con el que se va a trabajar. Y por último, si existe la posibilidad, otra medida de protección después de estar en contacto con afectados por el coronavirus serían las duchas descontaminantes. Si no se dispone de infraestructura en el lugar, existen en el mercado algunos modelos de ducha descontaminante portátil, con un fácil montaje en cualquier lugar.

Riesgos laborales en gasolineras: prevención y EPIs indicados

Riesgos laborales en gasolineras: prevención y EPIs indicados

Jorge Javier Carrión Gil

Para prevenir los riesgos en las estaciones de servicio es recomendable seguir una serie de indicaciones, además de emplear EPIs en gasolineras.

Lumbalgia laboral: cómo tratarla y prevenirla

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Jorge Javier Carrión Gil

¿Qué es la lumbalgia laboral y cómo puedo tratarla? En este post te contamos los trucos con los que poder prevenirla. ¡Descúbrelos!

Protegerse de los riesgos asociados al verano

Jorge Javier Carrión Gil

Cuando llegan las altas temperaturas adquieren especial relevancia en los planes de prevención los riesgos asociados al exceso de calor en el entorno laboral y la exposición a la radiación solar.  Aunque la prevención de riesgos por estrés térmico y radiación solar no está contemplada de forma específica y exhaustiva en nuestra legislación en materia de prevención de riesgos, sí se recoge de forma implícita en la Ley 31/1995 de prevención de riesgos laborales, en el Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo, y en Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de los servicios de prevención. En estos textos legales se recoge la obligación de observar las condiciones seguridad y salud de los trabajadores en cualquier aspecto que tenga que ver con el trabajo, mediante la integración de la actividad preventiva en la empresa y la adopción de las medidas que sean necesarias para garantizar la protección de los mismos. De esta forma, en los planes de prevención deben incluirse los riesgos asociados a las altas temperaturas o estrés térmico en el entorno laboral. Como decíamos, uno de los principales riesgos asociados al verano es el aumento de las temperaturas, debido a que no solo puede afectar gravemente a la salud de los trabajadores, sino que además provoca alteraciones en el rendimiento tanto físico como intelectual. Estas alteraciones varían en función de las características individuales y de salud de cada trabajador, siendo factores como el sobrepeso, utilización de determinados medicamentos, consumo de alcohol o enfermedades crónicas un riesgo añadido, y sus efectos directos en la salud pasan por mareos, agotamiento por calor, síncope, golpe de calor e incluso casos de coma y muerte. Los trabajadores más expuestos a sufrir accidentes laborales relacionados con el estrés térmico y calor son aquellos que trabajan en el exterior y realizan un trabajo que requiere una actividad física continuada y aquellos que están cerca de fuentes de calor. Las medidas a adoptar con carácter general son: Aclimatación: en la medida de lo posible los trabajadores deben estar aclimatados al calor, esta adaptación no ocurre de forma inmediata sino que es un proceso que puede durar entre una y dos semanas. Las olas de calor repentinas son especialmente peligrosas porque impiden esta adaptación del organismo, por lo que se deberán adoptar medidas más cuidadosas para mitigar sus efectos. Mantener una correcta hidratación: beber agua a lo largo del día aunque no se tenga sed ya que la deshidratación severa no siempre conlleva una sensación de sed proporcional. Deben evitarse las bebidas alcohólicas y el exceso de cafeína ya que ambas contribuyen a aumentar el riesgo de deshidratación. Ropa de trabajo transpirable: las prendas transpirables tienen la capacidad de expulsar hacia el exterior el sudor evitando un problema de sobrecalentamiento y humedad al permitir que el sudor se evapore. Estos tejidos permiten una correcta ventilación y contribuyen a mantener una temperatura corporal más estable. Cubrir correctamente la cabeza: según el tipo de trabajo se deben utilizar gorras o gorras-casco, ya que cuando el sol incide directamente sobre la cabeza se puede experimentar más calor de lo habitual y sensación de mareo. Medidas organizativas: verificar las condiciones climáticas y organizar el trabajo adecuando los horarios de forma que se reduzca el tiempo y la intensidad de la exposición, evitando las horas de más calor y estableciendo rotaciones y pausas flexibles según las necesidades del trabajador. Otro de los riesgos asociados al verano es la exposición a la radiación solar, aunque está presente todos los días del año incluso en días nublados, en verano aumentan su intensidad y riesgos asociados. El sol emite dos tipos de radiación ultravioleta (UV) que llegan a la capa terrestre: los rayos UVB, que son de onda corta y responsables de la aparición de quemaduras porque dañan la capa más externa de la piel, y los rayos UVA, con mayor longitud de onda que les permite penetrar en capas más profundas de la piel y contribuyen al envejecimiento prematuro y al cáncer de piel. Los profesionales que desarrollan su actividad laboral al aire libre tienen un riesgo superior a la media de desarrollar este tipo de lesiones, y su incidencia no ha dejado de aumentar en los últimos años. Aunque lo recomendable es utilizar protección solar todo el año dado que los rayos UVA son dañinos incluso en días nublados, la OMS ha adoptado como estándar para evaluar el riesgo de exposición el índice de radiación ultravioleta, en una escala de 1 a 11, que se puede consultar diariamente en la página de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) . Cuando el nivel es de 3 o superior los trabajadores que realizan sus labores en el exterior deben protegerse piel y ojos, aunque el sol no esté brillando. Para la protección de la piel hay que recurrir a cremas específicas de protección solar (SPF). La nomenclatura SPF significa en inglés Sun Protection Factor y el número que la acompaña (los más frecuentes 15, 3o o 50) es el nivel de protección que el protector solar ofrece contra los rayos UV, y se recomienda crema SPF 30 o superior para alcanzar una protección óptima, además de reaplicar con frecuencia a lo largo de la jornada. Otro aspecto importante y en ocasiones olvidado es utilizar gafas de protección solar ya que de la misma forma que los rayos UV dañan la piel, en los ojos pueden provocar lesiones en la córnea y superficie ocular y provocar o acentuar patologías como cataratas o queratitis, además de aumentar el riesgo de ciertos tumores cuando esta exposición es acumulativa y constante.