Marzo es el mes de las mujeres. Lo que comenzó como un simple día se ha convertido en algo mucho más grande, todo gracias al esfuerzo de las millones de mujeres que reivindican sus derechos. Aunque el #8M ya no es conocido como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, no podemos olvidar que una parte importante de esas reivindicaciones nacen de la necesidad de contar con mejores condiciones laborales. No se trata sólo de una cuestión de respeto hacia sus derechos, sino también de garantizar su seguridad en el entorno profesional.
No tenemos que irnos muy lejos para entender a qué clase de retos se enfrentan las mujeres. La pandemia y el confinamiento que vivimos en 2020 y cuyos efectos sentimos todavía hoy son un claro ejemplo del panorama laboral femenino. Por una parte, las profesiones habitualmente desempeñadas por mujeres, como la sanidad o los servicios, fueron claves para que todos nos mantuviéramos a flote. Al mismo tiempo, eso significa que las mujeres fueron quienes más sufrieron las consecuencias de la pandemia, ya que se encontraban en primera línea. A eso se le suma el cierre de los centros educativos, la mezcla entre las clases telemáticas y el teletrabajo. En muchos casos, las tareas domésticas y el cuidado de los más pequeños recayeron sobre ellas.
Tampoco es que te estemos descubriendo la pólvora. La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo ha estudiado esta situación al detalle. ¿Cuáles son los obstáculos con los que se encuentran las mujeres en el ámbito laboral?
Seguridad en el trabajo: ¿están las mujeres bien protegidas?
Existe la idea de que los ámbitos laborales en los que las mujeres están más presentes son más sencillos y seguros, pero no podría estar más lejos de la realidad. Las mujeres ocupan puestos de trabajo en el campo de la sanidad, la investigación, la construcción y el transporte, y esos no son los únicos que conllevan riesgos para su salud y seguridad. Los sectores de la educación y la hostelería, por ejemplo, también tienen que superar día tras día sus propios obstáculos y riesgos.
Que no te quepa duda: la seguridad laboral no consiste solamente en prevenir accidentes y enfermedades. Hoy en día, incluye también la necesidad de las personas de que su empleo se adapte a sus condiciones físicas y psicológicas. En este sentido, queda mucho trabajo por hacer para que las mujeres estén debidamente protegidas. Las medidas de seguridad que tomas en tu empresa, el correcto estado de la maquinaria, contar con las herramientas adecuadas, los niveles de ruido, de iluminación…, son algunos de los detalles a tener en cuenta a la hora de crear un entorno de trabajo óptimo para tus empleadas.
Por ejemplo, si tus trabajadoras pasan mucho tiempo de pie, es importante que el calzado de su uniforme sea cómodo. Las dependientas y las camareras pasan así muchas horas al día, lo que supone un esfuerzo físico constante. Con el tiempo, esto puede desencadenar en problemas para su salud y que su productividad disminuya. Las dolencias físicas son habituales en el sector hostelero, hasta tal punto que se consideran enfermedades profesionales.
En profesiones en las que el riesgo es mayor, como es el caso de la construcción y la ingeniería, el acceso al entorno laboral es más complicado para las mujeres. Muchas no consiguen adentrarse en campos de trabajo mayoritariamente masculinos, y las que sí superan esa barrera se encuentran con nuevos retos que atañen a su bienestar, como la falta de equipamiento, vestimenta y recursos adaptados a sus necesidades.
Es un examen que los sectores sanitarios y científicos aprueban con más frecuencia. Sin embargo, no son los únicos que incluyen el uso de químicos, y es que no podemos olvidarnos de las limpiadoras, que realizan una labor fundamental sin la que muchos espacios serían incapaces de funcionar correctamente. A pesar de esto, muchas de las mujeres de este campo disponen únicamente de lo mínimo para llevar a cabo su trabajo, quedando desprotegidas ante infinitud de riesgos para su salud.
Hablamos del uso de productos químicos, sí, pero también de la carga y el desplazamiento de pesos y del continuo movimiento que somete a tus empleadas y sus cuerpos a mucha presión. Para garantizar su seguridad, no todo el vestuario vale, sino que necesitan uno adaptado a las tareas que realizan. No pueden faltar los guantes, el calzado antideslizante ni tampoco las herramientas para cargar con todos los utensilios de limpieza cómodamente.
Romper el techo de cristal de manera segura
Se habla mucho de la necesidad de romper el techo de cristal. En la actualidad, las mujeres ocupan menos puestos de responsabilidad y liderazgo que los hombres, y eso es algo que tiene que cambiar. Para que esto suceda, la protección laboral de las trabajadoras es imprescindible. Debe garantizarse desde el primer momento, y no puede acabar una vez el techo se rompa. La seguridad en el trabajo es una cuestión que hay que desarrollar a lo largo del tiempo, mejorando poco a poco las medidas y condiciones bajo las que trabajamos.
Es una cuestión que en Naisa nos tomamos muy en serio. Es por ese motivo que contamos con una gran variedad de productos, para así cubrir las necesidades de diferentes sectores.