Las inclemencias del tiempo son en determinadas profesiones causantes de graves accidentes de trabajo. Un resbalón, pérdida de visibilidad o suelos inestables durante la lluvia pueden acabar en una mala caída o en un accidente de tráfico.
Profesiones relacionadas con el sector forestal o la jardinería, así como transportistas o mantenimiento de carretera pueden verse afectadas los días de lluvia.
Los riesgos aumentan con lluvia
Durante el otoño, las lluvias se hacen presentes en España. Esta situación no favorece muchas profesiones, dado que aumentan considerablemente los riesgos de sufrir accidentes, muchos de ellos mortales.
En el caso de profesiones como guarda forestal en un paraje natural o en montes, si la lluvia sorprende al profesional en mitad de una ruta como mínimo acabará empapado de agua y exponiendo su salud a un resfriado o, en el peor caso, una pulmonía. Asimismo, puede sufrir atrapamiento por desprendimiento de una ladera, verse atrapado en una riada o sufrir caídas debido a la inestabilidad del terreno.
Por otro lado, aquellos que trabajan al volante, bien en mensajería como en transportes pesados de largo recorrido, ven sus riesgos multiplicados, convirtiendo la posibilidad de un accidente en mortal. La estabilidad de la tracción de las ruedas o la falta de visibilidad, junto al tráfico puede provocar que el vehículo se salga de la carretera o se produzca un frenazo brusco y el camión o furgoneta patine por la calzada.
La lluvia es, por norma general, el enemigo de los profesionales que trabajan a la intemperie. Es beneficiosa para la agricultura y para reducir los periodos de sequía, pero es peligrosa para desarrollar determinados trabajo.
Medidas preventivas y equipos de protección individual frente a la lluvia
Los primeros síntomas del frío y humedad que trae consigo la lluvia de Otoño se sienten en las mejillas, la nariz, las orejas, los dedos y los pies, para seguir por todo el cuerpo mientras pierde calor.
Cuando se trabaja al aire libre hay dos formas de prevenir estos accidentes. Por un lado, las medidas preventivas y por otro lado, los equipos de protección individual. Además, se suma el sentido común y la precaución al extremo.
En el caso de trabajar como forestal es importante disponer de un uniforme de trabajo adecuado para estas ocasiones. Contar con chubasqueros cómodos y resistentes, que eviten que se moje o humedezca la ropa.
También es aconsejable contar con prendas de ropa que protegen de la humedad y el frío. Por otro lado, es importante salir a realizar rutas provisto de walkie talkies o un móvil. Además, conocer con certeza la ubicación donde nos encontramos, ya que en caso de requerir ayuda a medios urgentes podamos darle nuestra posición exacta.
Del mismo modo, contaremos con unas buenas botas que eviten la entrada de agua, bien botas de seguridad reforzadas o botas de agua, aunque si la tormenta nos pilla en ruta probablemente llevaremos botas normales. Así que es importante que estas dispongan de una suela antideslizante en terrenos inestables. Como sentido común, no cobijarse debajo de un árbol y mucho menos si la tormenta es eléctrica.
En el caso de los profesionales que discurren por carreteras, como transportistas, se aplican las normas de tráfico propias en estas ocasiones: mantener la distancia de seguridad, desplazarse en caso de vehículo pesado al carril lento, reducir la velocidad, etc. Además, si pasamos cerca de una estación de servicio y la tormenta es abrumadora, mejora parar y esperar a que amaine, la carretera y la falta de visibilidad pueden ser letales. Para evitar cualquier accidente en cualquier época del año, es recomendable que el vehículo disponga de todos las revisiones y mantenimientos en regla.
En definitiva, para evitar riesgos indeseables se puede comprobar la previsión meteorológica y evitar trabajar a la intemperie en caso de lluvia.
