Todas las actividades profesionales conllevan riesgos: mecánicos, químicos, psicosociales… Pero hoy nos centraremos en uno específico: los riesgos biológicos. Conocerlos es fundamental para proteger la salud de los trabajadores y garantizar un entorno seguro.
¿Qué son los agentes biológicos?
Según la Directiva 2000/54/CE del Parlamento Europeo, los agentes biológicos son microorganismos capaces de causar infecciones, alergias o toxicidad en los trabajadores expuestos durante su actividad profesional. Se clasifican en cuatro grupos de riesgo:
- Grupo 1: No representan riesgo.
- Grupo 2: Pueden causar enfermedades, pero existen tratamientos.
- Grupo 3: Peligrosos y pueden ser graves, aunque con medidas de control.
- Grupo 4: Extremadamente peligrosos, alta mortalidad y sin tratamientos efectivos (ej.: virus del Ébola o Hendra).
Enfermedades profesionales más frecuentes
Los agentes biológicos pueden provocar numerosas enfermedades, que dependen del sector y tipo de exposición. Algunos ejemplos son tétanos, brucelosis, hepatitis A, B, C, D y E, micosis, legionelosis y salmonelosis.
Sectores de actividad con mayor riesgo
Las profesiones con mayor exposición incluyen manipulación de animales o productos de origen animal, industria alimentaria, centros sanitarios, laboratorios, depuradoras y plantas de tratamiento de residuos.
Medidas preventivas contra los riesgos biológicos
Tras realizar la evaluación de riesgos, se aplican tres estrategias: evitar o reemplazar el riesgo, protección colectiva y protección individual.
Evitar o reemplazar el riesgo
Siempre que sea posible, evita usar agentes peligrosos o sustitúyelos por alternativas menos riesgosas.
