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Los riesgos de ser socorrista

Durante el verano desciende el paro debido a los trabajos temporales, entre ellos, los socorristas. Las playas requieren de sus servicios y las piscinas públicas y privadas de las urbanizaciones se llenan de bañistas, de niños y de padres, en algunos casos imprudentes.

Para acceder al puesto de trabajo de socorrista debes de obtener el título de socorrista en la Federación de Salvamento Acuático y Socorrismo de tu provincia. Aunque también, se puede obtener en la Cruz Roja y haciendo un Ciclo formativo de grado superior de «Animación de Actividades Físicas y Deportivas».

Además de aprender cómo reaccionar ante un salvamento en alta mar, playa o piscina, deberás de ser un experto en primeros auxilios, ya que de ti dependen muchas vidas.

Pero deberás conocer los riesgos laborales que entraña ser socorrista  y qué medidas preventivas debes cumplir a rajatabla.

Riesgos del socorrista

En el caso de trabajar en piscinas, el socorrista se expone a riesgos como caídas al mismo nivel por circular por zonas húmedas colindantes a la piscina; o caídas a distinto nivel. Del mismo modo, están expuestos a sobreesfuerzos. Además, se exponen de forma constante a condiciones ambientales extremas de calor, frío, humedad y radiación solar, así como a los agentes biológicos como protozoos, hongos, bacterias y virus que crecen en el entorno de las piscinas. Del mismo modo, están expuestos a los agentes químicos tales como desinfectantes, plaguicidas y cloro, que se añaden a las piscinas.

En el caso de socorristas de playa los riesgos aumentan. Además de sumar los riesgos anteriores como caídas de distinto nivel al subir y bajar de la torre de vigilancia; o estar expuestos a temperaturas extremas. Tenemos que tener en cuenta que en la playa los usuarios son ilimitados, a diferencia de las piscinas que tienen un aforo controlado. Además, de la masa de agua que es impredecible, solo pensar en hacer un rescate en una piscina y en alta mar, sometido a las corrientes marinas y, además, al cansancio físico que conlleva alcanzar al bañista en auxilio. Incluso mencionar las especies acuáticas que existen en el mar, desde medusas hasta avistamientos de pequeños tiburones, riesgos que no existen en las piscinas.

Aspectos psicosociales

En todos los casos, el socorrista asume una gran responsabilidad: velar por la seguridad de los bañistas. Esto implica un riesgo de origen psicosocial. El socorrista permanece en alerta durante las 8 horas de su jornada laboral, provocando un aumento del estrés. Tanto en piscinas como en playas, deberán prestar atención a los niños, cuyo comportamiento es imprevisible. Del mismo modo, controlar aquellos valientes que se aventuran mar adentro con la colchoneta o aquellas personas mayores, que debido al exceso de confianza pueden verse atrapados en corrientes o sufrir una rampa o situación de pánico al verse lejos de la orilla.

Todo este estrés se incrementa cuando la falta de consideración de los bañistas se hace presente. No respetar las banderas rojas y amarillas, así como las advertencias de seguridad de los socorristas. Estas situaciones pueden provocar enfrentamientos entre bañistas y socorristas, que solo intentan hacer bien su trabajo. La presión, el estrés de estar alerta ante los movimientos de los bañistas, las temperaturas extremas y los riesgos que hemos comentado anteriormente hacen del trabajo de los socorrista una profesión imprescindible para salvaguardar las vidas a pie de playa o piscina, y contribuir a unas vacaciones sin altercados.

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