Tejidos resistentes para trabajar

La resistencia de un tejido viene determinada por sus características materiales. Según el objetivo o la función que esperemos hacer con ellos, tendremos que escoger uno u otro. Por ejemplo, cuando se trata de trabajar, no será lo mismo un tejido resistente al contagio de infecciones (en relación a las profesiones sanitarias) que otro para poder trabajar en el exterior con todo lo que ello supone, y especialmente los cambios de temperatura y condiciones climáticas adversas.

Tejidos resistentes

Por ejemplo, en relación a los tejidos resistentes para trabajar en el exterior, lo que se suele hacer es dotarlos de elementos que los hagan repelentes al agua. Tal como dice el portal eHow, también se preparan para que eviten que se forme moho o se pudran si pasan largas horas bajo el sol. Algunos de los materiales más comunes para este tipo de prendas son el algodón, acrílico, poliéster y/o fibras sintéticas.

El tejido acrílico

La ropa laboral hecha de material acrílico es una de las más resistentes. Puede soportar algunos químicos sin dañar la piel, y no sufre los ataques de las polillas ni se degrada con la luz del sol. Otra de las grandes ventajas es que elimina bien la humedad de la piel, cosa que va bien porque si por ejemplo tenemos tendencia a sudar, el tejido ayudará a que no nos refriamos con los cambios de temperatura. A parte de esto, no pierde el color fácilmente (cosa muy práctica cuando de ropa laboral se trata) y es muy fácil de lavar y secar, por lo que facilita bastante el proceso. Como gran punto negativo, podríamos decir que lo que no resiste bien son las temperaturas bajas: por lo que nos sirve mucho para trabajar en ambientes interiores pero si queremos usarla para trabajos exteriores, mejor buscar otro tipo de materiales más aislantes. Otro gran problema es la no protección en caso de quemaduras o incendios.

Trabajar frente altas temperaturas o incluso con riesgo de incendio (bomberos, guardias forestales, etc.) implica prepararse con tejidos muy resistentes. Ojo, pero, que no sean muy duros o muy estáticos, porque entonces nos sería bastante incómodo movernos con ellos puestos. Lo mejor es que estos tejidos resistentes sean:

1. Ligeros: como acabamos de decir, deben tener un punto de flexibilidad para poderse mover en buenas condiciones. Además, sería muy recomendable que además pudieran doblarse bien para ocupar el mínimo espacio posible en armarios o máquinas de lavado.

2. Fáciles de lavar: las prendas que requieren lavados especiales a la larga pueden resultar un poco más molestos, porque no resultan prácticos de mantener. Lo ideal es que se puedan lavar en casa, en nuestra propia lavadora.

3. Resistentes no solo a temperaturas variables sino también ante posibles roturas, por tanto, recubiertos con refuerzos para que no se desgasten en seguida ni se rasguen a la mínima.

4. Durables: toda prenda de ropa debe ser durable en el tiempo, pero si además hablamos de ropa laboral, esta debería de ser una condición sin lugar a dudas.

Naisa

Técnico PRL asesor en EPIs y vestuario laboral

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