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Radón, un peligro silencioso

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el radón  es un gas radiactivo de origen natural, que tiende a concentrarse en interiores, como en viviendas y lugares de trabajo. Entre los espacios laborales donde encontramos este silencioso gas se encuentran lugares cerrados como son sótanos, minas o espacios confinados.

Los profesionales de la minería o especializados en trabajos confinados, conocen la peligrosidad del radón . Según la OMS, la probabilidad de que este gas provoque cáncer de pulmón es mayor que el riesgo que asumen los fumadores.

Además, se encuentra en suelos, rocas y agua, pasa al aire y se desintegra, emitiendo partículas radiactivas. Inhalar estas sustancias provoca un daño en la cadena de ADN y desemboca en cáncer de pulmón.

Descubriendo el radón  

En 1985 saltó por primera vez la alarma sobre la peligrosidad del radón . En concreto se detectaron niveles cientos de veces superiores a los que se encontraban en las galerías mineras de uranio en el domicilio de Stanley Watson. Fue entonces cuando se puso sobre la mesa el conocimiento científico sobre la segunda causa de cáncer de pulmón, después del hábito tabáquico.

Estos datos sirvieron como partida para múltiples estudios. Entre ellos, se realizaron estudios mineros donde la incidencia de cáncer de pulmón se atribuía a la radiación alfa del gas, a niveles extremadamente altos en los domicilios de ciertas zonas colindantes a la mina. Este era el resultado de la exposición a un nuevo riesgo detectado.

En España los primeros estudios se llevaron a cabo a finales de los años 80. Estos devolvieron datos concluyentes donde las altas concentraciones de radón  en Galicia, oeste de Asturias la parte más occidental de Castilla y León, Extremadura y el noroeste de Andalucía, superan el resto de zonas de la geografía española.

Una década más tarde, los estudios mostraron que las personas con niveles elevados del gas en su domicilio tenían más del doble de probabilidades de presentar cáncer pulmonar que las personas con menos cantidad en sus casas.

Por tanto, a la vista de la peligrosidad de este gas las empresas comenzaron a tomar medidas preventivas con el fin de evitar accidentes y enfermedades laborales.

Protegerse del radón  

Para evitar enfermedades laborales derivadas del radón se deben tomar determinadas medidas preventivas. Al ser un gas que se acumula en zonas cerradas, se recomienda ventilar las áreas de trabajo mediante aireación natural o forzada con extractores.

En aquellos trabajos que se realizan en zonas donde se verifica a partir de detectores la presencia de radón, se recomienda realizar estudios previos específicos sobre el nivel de concentración del gas. A partir de aquí, se deberán aislar aquellas brechas por las que penetra el gas, introducir un extractor de gases y, por supuesto, trabajar con un equipo de protección individual y colectivo apropiado. Este deberá incluir trajes especiales, mascarillas integrales y vestuario laboral apropiado.

 

Naisa

Técnico PRL asesor en EPIs y vestuario laboral

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